martes, abril 30, 2024

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Reflexiones de un Bombero de Barcelona desde el 12/08/1966 hasta 01/01/2007

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1979 – ACCIDENTE ESCOLAR EN RIO ORBIGO

Me han aparecido unas antiguas diapositivas, que pensaba incluir en el apartado Relatos en Ideasdebombero.com, como curiosidad por un servicio especial realizado hace 44 años, pero he visto en la revista Alarma de 1979, el articulo firmado por nuestro jefe de submarinistas Ricardo Olabegoya Venturini y he pensado que la exposición detallada de las operaciones que realizamos en el lugar podrían ser de utilidad para el actual grupo de submarinistas. (al final de las fotografías se puede ver el relato del servicio)

Una excursión de escolares del colegio Vista Alegre acabó con una de las peores desgracias vividas por la ciudad de Vigo, al fallecer 45 niños de 12 y 13 años, tres de sus profesores y el conductor del bus.

El caudal del agua era seis veces superior al caudal normal
Agua fría procedente del deshielo de los montes de León
Puente desde donde se precipitó el autocar
De Barcelona acudieron dos Land Rovers y ambulancia
formando equipo con otros submarinistas
Se montó un campamento con cocina y duchas
Desde las 7 de la mañana hasta las 7 de la tarde-noche
Se formaron grupos y se repartieron zonas a revisar
La extensión era muy grande
Aún así se fueron recuperando cuerpos
Unos sumergidos atrapados en ramas de árbol
Otros en las orillas cubiertos de ramaje en las orillas
Desde el helicóptero se localizaron varios cuerpos
Y se acudía a recogerlos y trasladarlos al campamento
Eran cuerpos de niños que la familia quería recuperar
Desde el helicóptero se detectaron cuerpos a 3 km.
Acudimos al lugar rescatando trece cadáveres
Una avería en el rotor trasero del helicóptero fue la causa
Las neumáticas más cercanas acudieron al rescate
Comprobando que pilotos y dotación estaban al exterior
Habían sufrido daños diferente golpes y magulladuras
Para su rescate enviaron un super helicóptero
Parte del equipo de Bomberos de Barcelona
Desde el puente situado arriba a la derecha tramo del rio que fue revisado
Parte del equipo de submarinistas que colaboramos en el recate de los cuerpos

REVISTA ALARMA DEL CUERPO DE BOMBEROS DE BARCELONA

Descripción del accidente

El día 10 de abril, poco antes de las 16 horas, un autocar caía al rio Órbigo, por un puente sito en el km.2590 de la carretera que une Benavente con Puebla de Sanabria, rompiendo la barandilla y hundiéndose rápidamente en una zona profunda, aguas abajo del puente.

Al poco tiempo cundió la alarma y varios vecinos de Sta. Cristina de la Polvorosa, pequeño pueblo atravesado por la carretera y situado junto al rio, acudieron a la orilla junto con algunos efectivos de la Guardia Civil, efectuando el salvamento de los supervivientes en primera instancia.

Al poco tiempo del desastre empezaron a presentarse autoridades en el lugar, con objeto de hacerse cargo de la situación e iniciar los trabajos de búsqueda que durante la primeras horas se centraron el el autocar desaparecido en el cauce. Dicha búsqueda fue laboriosa debido al ímpetu de la corriente así como a la turbieza de las aguas; por otra parte el autocar se había desplazado una considerable distancia desde el punto de caída hasta el centro del cauce, quedando fuera de la zona que se estimaba como probable. El caudal se cifraba en unos 300 m3/seg. frente a los 50 m3/ seg. que tiene en condiciones normales.

Durante los días siguientes fueron llegando distintos equipos de especialistas reclamados por las autoridades, organizándose ya a las 24 horas una búsqueda sistemática, que en sus principios se vio entorpecida continuamente por una multitud de curiosos que dificultaban el normal desarrollo de las operaciones.

Una vez localizado el autocar se embrago, izándose con el auxilio de dos grúas automóviles, con todo genero de precauciones al objeto de evitar que, al mover el vehículo del fondo la corriente se llevase los cuerpos de los niños que pudiese haber en el interior. Después de esta delicada maniobra y con el autocar junto a la orilla, se recuperaron doce cadáveres en su interior, que se trasladaron al depósito del Hospital de Benavente. En las operaciones de rastreo intervinieron personal especializado de los siguientes organismos: Centro de buceo de la Armada a las ordenes de los capitanes Seijo Velázquez y Gómez. Cia de Pontoneros de Zaragoza al mando de Tte. Echegaray, Cia.de Ingenieros Zapadores de Salamanca al mando del Comandante Pérez Gallego y Tte. Nevado. Destacamento de la Guardia Civil de la Coruña, un helicóptero del Servicio Aéreo de Rescate del Ejercito del aire al mando del Comandante Álvarez, Brigada de Rescate del Cuerpo de Bomberos de Ayuntamiento de Barcelona , a las ordenes del Arquitecto Jefe Olabegoya. Todos ellos bajo el mando unificado del capitán de Corbeta Don José Seijo Salazar, Director del Centro de Buceo de la C.B.A. de la Armada, hombre muy avezado en estos problemas. Ocasionalmente participaron en las operaciones, piragüistas de Zamora y León, socorristas de Avilés y otros particulares; asimismo, durante estos días estuvo prestando servicio permanente una embarcación de la Cruz Roja del Mar de Madrid. El total de efectivos superaba las ciento cincuenta personas.

En el campamento, una Compañía del Regimiento de Ingenieros Zapadores de Salamanca se encargaba de todos los servicios auxiliares, con una eficacia estimable para las condiciones en que nos movíamos; así la cocina de campaña nos fue sirviendo las comidas de mediodía con una calidad creciente; también se montó una instalación de duchas que nos proporcionaban agua caliente al terminar la faena, siendo este uno de los servicios más apreciados. Hay que tener en cuenta la temperatura del agua era ligeramente superior a los 0 º ya que el agua procedía de los deshielos de los Montes de León y que los submarinistas trabajábamos de ocho a diez horas en el agua

El campamento durante los primeros días estuvo instalado en el puente de la Polvorosa junto al lugar del accidente, posteriormente bajo el puente de la Ventosa con objeto de facilitar la movilidad de las embarcaciones de transporte y apoyo; el Gobernador Civil de la provincia Don Joaquín Argote instaló su puesto de mando en un furgón móvil acondicionado para el caso, permaneciendo en él durante las operaciones que dirigía y constataba personalmente, dándonos una cobertura total a las necesidades de todo tipo que continuamente surgían; pocas veces nos hemos encontrado en nuestra vida profesional con un apoyo tan completo y personal por parte de las autoridades como el que nos bridó durante aquellos días el Gobernador Civil.

Igualmente la Comandancia de la Guardia Civil de Zamora, dispuso un contingente de números que se ocuparon delas misiones de orden público, tráfico, enlace y patrulla bajo el mando del Tte.  Coronel Rodríguez Medel, Jefe de la 622 Comandancia de la Guardia Civil. También se instaló un servicio sanitario formado por un A.T.S. de la Armada y un A.T.S. del Cuerpo de Bomberos del Ayuntamiento de Barcelona, dos ambulancias de la Cruz Roja con sus dotaciones de conductor y camillero y una ambulancia del Ejército de Tierra, en contacto permanente con los servicios médicos del Hospital Comarcal de Benavente

El plan de trabajo diario se planificaba por las noches en una reunión conjunta de los jefes de las distintas unidades, en la cual se exponía el trabajo que había efectuado cada grupo, las incidencias del mismo y las impresiones personales de cada uno, se contrastaban las hipótesis previas y se estructuraba la faena del día siguiente asignando a cada unidad los medios adecuados a la tarea encomendada.

Poco a poco, los trabajos de rastreo fueron desplazándose aguas abajo hasta llegar una semana después, a cubrir más de diez km. de cauce.

El helicóptero del S.A.R. recorría el rio en ambos sentidos en vuelos periódicos de reconocimiento, fotografiando zonas sospechosas, susceptibles de repasar desde el agua, aportando de esta forma una valiosa documentación de trabajo, igualmente comprobaba las falsas alarmas que a menudo surgían, sobre todo aguas abajo de objetos flotantes que inducían a error, resultando ser posteriormente, troncos a la deriva o animales muertos; para cubrir estas operaciones se asignaban dos buceadores equipados, como dotación complementaria a la tripulación habitual del mismo.

En una  de esas pasadas , a últimas horas de la tarde el domingo día 15, con las aguas del rio más bajas que los días anteriores, se divisó desde el helicóptero una forma enterrada en el fondo de una zona sita a tres km. del lugar del accidente y que resultó ser el cuerpo de un niño. Inmediatamente se concentraron en la zona varios equipos, que rastrearon el cauce y los márgenes minuciosamente hasta bien entrada la noche, hallándose en ese periodo trece cadáveres.

A la mañana siguiente aparecieron en la misma zona cuatro cadáveres más, enterrados como los anteriores en el fondo del lodo y días después el cuerpo de una niña flotando enganchado en unas ramas, a poca distancia del sector mencionado aunque en otro brazo del rio.

Finalmente después de dos semanas de intensa búsqueda por parte de un equipo de más de ochenta especialistas quedaron cuatro cadáveres por hallar, siendo encontrados un mes después, cuando al terminar el deshielo las aguas del rio bajaron, bajo un montón de troncos y ramas arrastrados por la corriente, siendo necesario para sacarlos utilizar motosierras, palancas, etc.

Durante toda la operación se sucedieron cantidad de incidente, muchos de los cuales han servido para acumular experiencia sobre este tipo de trabajos siendo también muy interesante el intercambio de técnicas entre los especialistas procedentes de distintos Cuerpos.

Como incidente destacable merece la pena reseñar el accidente sufrido por el helicóptero del S.A.R. en las primeras horas del sábado 21, que debido a una rotura de la transmisión del rotor de la cola, quedó sin control precipitándose  al suelo, aunque gracias a la pericia del piloto, consiguió dirigirlo a una pequeña isleta, evitando la muerte segura de sus ocupantes, que se hubiese producido de haber caído en el cauce o entre los árboles que abundaban por aquella zona, resultando, no obstante tres miembros de la tripulación con heridas leves.

Por la tarde llegaban al campamento otros dos helicópteros, uno de ellos para efectuar el relevo del accidentado y el otro, un helicóptero de transporte que tras una espectacular operación recogió y transportó por el aire al accidentado desde el punto de caída hasta un campo accesible, en el cual fue posteriormente cargado en una «gondola» que lo llevó por carretera hasta Madrid.

A  modo de epílogo vamos a reseñar a grandes rasgos algunas de las técnicas utilizadas durante la búsqueda

a) Rastreo de márgenes desde tierra: Para ello los componentes del equipo (generalmente la Compañía de Ingenieros Zapadores) recorrían los márgenes provistos de bicheros revisando las zonas poco profundas, removiendo la vegetación que en algunos sitios era espesa. Como equipo de apoyo disponían de dos pequeñas embarcaciones neumáticas a remos.

b) Rastreo de márgenes pantanosos provocados por la crecida del rio: Lo efectuaba el mismo equipo  a) provisto de botas de agua hasta la cintura, con el apoyo de dos buceadores que repasaban los posibles pozos que pudieran hallarse

c) Rastreo a pie de zonas poco profundas en remansos y zonas poco profundas de difícil acceso por tierra. Los grupos buceadores que efectuaban este trabajo iban equipados con traje completo de neopreno, dedicando especial interés a los puntos en los que se acumulaban ramas y productos de arrastre, a los fondos limosos de formación reciente que se revisaban en pasadas paralelas, enlazados por los brazos, formando cadena, y procurando profundizar en el lodo con los pies en un intento de detectar posibles cuerpos enterrados.

Además los márgenes de difícil acceso, se revisaban desde el cauce metiéndose entre la vegetación con pies y manos, las ramas y troncos hundidos.

d) Rastreo de zonas profundas con equipos autónomos: Todas aquellas zonas en que la profundidad era superior a 1,50,1,70 metros se rastreaban con parejas o trios de buceadores que «peinaban» el pozo o zona profunda.

Cuando la superficie a rastrear era pequeña se recorría sin ninguna guía, aunque se llevaba un control visual de superficie desde la embarcación de la orilla, completando el recorrido con una segunda inmersión, según las indicaciones del responsable del grupo, si la superficie era mayor de 20 m2 entonces se efectuaban recorridos fijados de antemano bien por el tendido de una «filier» (cuerda fondeada) que se iba corriendo paralelamente, según se completaban los ramos, o ben por rastreos circulares alrededor de un punto fijo con una cuerda tarada, todo ello según las condiciones del lugar, que en este caso han sido siempre dispares obligando muchas veces a improvisar.

Dentro de este apartado cabe diferenciar las zonas profundas en las que la corriente era muy fuerte p.e. aguas abajo del puente de la Polvorosa; en donde se tendió una «filier» en la dirección de la corriente . Por el cabo de la boya sita aguas arriba una pareja de buceadores descendía hasta el fondo, una vez en el, se colocaban cogidos de la mano a un lado de la referencia, la cual sujetaba con la mano uno de los dos, dejándose llevar de esta forma aguas abajo por la corriente hasta el otro extremo, en el cual se remontaba hasta la superficie, siendo recogidos por la embarcación de apoyo que les había estado siguiendo por la superficie, volviendo en la misma al punto de partida para repetir el recorrido por el otro lado del cabo de referencia. De esta forma se cubrían bandas de anchura entre 3 y 4 metros con poca visibilidad, medida que se incrementa en cuanto aumenta la misma. Corriendo el artificio paralelamente se puede cubrir fácilmente todo el cauce.

En la reseña no quedan reflejadas en su autentica proporción las dificultades y problemas técnicos que dificultaron los trabajos. El mayor obstáculo lo ofrecieron los elementos, por un lado el ímpetu de la corriente con el cauce desbordado, que junto a pozos de mas de 5 metros de profundidad, ofrecían bajos con 30 cm. de agua en los cuales las embarcaciones al remontar el rio rompían las hélices; para hacerse una idea de a magnitud del problema señalaremos que entre ocho embarcaciones disponibles fue preciso efectuar in situ unas cuarenta reparaciones de las hélices, además de docena y media de averías en motores, los cuales trabajaban en condiciones durísimas durante diez horas diarias. De la temperatura del agua ya hemos hablado anteriormente. Los márgenes del rio eran un autentico bosque de vegetación entre la que era muy costoso introducirse y cuando se se conseguía era a base de romper el costoso equipo de inmersión, del cual era dificilísimo encontrar repuestos en la provincia de Zamora con la urgencia que el caso requería. En este terreno hicieron un buen trabajo los soldados de arma de ingenieros de Salamanca. La inaccesibilidad de los márgenes obligaba a transportar el pesado material de inmersión en las lanchas aumentando la dificultad de maniobra de las mismas, al remontar rápidos o esquivar troncos a la deriva.

Finalmente y al margen de muchos aspectos que omitimos por necesidades de espacio, queremos señalar la perfecta coordinación y convivencia que existió ente los especialistas de los distintos Cuerpos de intervención y que nos hace ser moderadamente optimistas en relación con el futuro a nada que los responsables de la Protección Civil se pongan manos a la obra. El personal está. Ahora a quien corresponda le toca organizarlo y dotarlo de medios eficaces.

Ricardo Olabegoya Venturini

Arquitecto Jefe de la Brigada de Rescate del Cuerpo de Bomberos de Barcelona

Grupo de Submarinistas del Cuerpo de Bomberos de Barcelona (los Ranas)

En 1971 entré a formar parte del equipo de submarinistas del SEIS Servicio de Extinción de Incendios y Salvamentos de Cuerpo de Bomberos de Barcelona, donde permanecí en el grupo hasta 1984.

Nuestra función consistía en tener asignado un vehículo de fuego o de salvamento al igual que todos los demás bomberos, pero en el caso de que surgiera un servicio de agua, teníamos como prioridad el servicio de agua, hasta el extremo que en más de una ocasión, te encontrabas actuando en un incendio y te venían a buscar para acudir a un salvamento.

Al entrar de servicio poníamos nuestro equipo personal de goma, profundímetro, plomos, chaleco, escarpines, etc. dentro del furgón de los ranas, donde había una batería de botellas llenas, compresor, herramientas, dos motores fuera borda, gasolina, Este vehículo remolcaba una barca hinchable que nos permitía recorrer por la superficie la zona a rastrear hasta el punto de inmersión.

La mayoría de los servicios consistían en el rescate de cadáveres en el puerto, en pozos, cloacas, en alguna fosa séptica, en los ríos, y especialmente las desembocaduras de los ríos Besos y Llobregat. También  nuestros servicios eran reclamados por diferentes ayuntamientos de Cataluña y cuerpos de seguridad que en aquellos tiempos no disponían de submarinistas, por lo que acudíamos a pantanos, presas, canales de riego, cuevas, etc.

La finalidad localizar y rescatar el cuerpo de las victimas para entregarlo a las autoridades y a los familiares

En en cuartel central de l´Eixample, el primer cuarto del compresor donde se cargaban las botellas de aire, se encontraba debajo de la escalera que subía al comedor, disponía de una batería de botellas en teoría como reserva de aire. La botella se introducía en el cajón metálico lleno de agua con lo que reducía la temperatura del aire al comprimirse.

Los submarinistas de cada turno, teníamos asignado el rellenar todas las botellas de aire empleadas en servicios, tanto de agua como de fuego.

La nueva normativa hizo cambiar el lugar de almacenamiento, el emplazamiento del compresor, la toma de aspiración de aire exterior, el sistema de filtros y la forma de llenado.

ANÉCDOTA EN EL NUEVO CUARTO DEL COMPRESOR

Una fuerte explosión hizo levantar de sus asientos a los bomberos que se encontraban de servicio, mirando por la ventana hacia el patio pudieron observar que, del nuevo cuarto del compresor salía una nube de polvo o humo y entre el mismo un bombero semidesnudo con andar inseguro, aturdido y  empapado en agua (el bombero B). Por su boca salían maldiciones despotricando, insultando, poniendo titulo a los vivos y a los muertos.

Cuando los compañeros llegaron a su altura preguntando como se encontraba y que es lo que había pasado, señalando hacia el interior del cuarto de compresor dijo, preguntárselo al h…p….ese.

En el interior del cuarto, caído en el suelo y con gritos de dolor, se encontraba el bombero A, en parecidas condiciones a las del bombero B, pero en la posición de su pierna izquierda se adivinaba una doble fractura de tibia y peroné.

Los «ranas» teníamos guardias rotativas para llenado de botellas, cuando te tocaba guardia de llenado, te dirigías al cuarto compresor y llenabas todas las botellas para fuego o para agua que se encontraban en el suelo, cuando estas carecían del correspondiente precinto de alambre y plomo. Las de fuego antiguas y las agua se cargaban a 150 atms mientras que las nuevas de fuego se cargaban a 200 atms. para lo cual según normativa, se había construido un pozo de hormigón lleno de agua donde se introducían hasta cuatro equipos o botellas en su proceso de carga de aire simultaneo, una vez llenas se precintaban y se colocaban en los armarios de almacenaje.

El guión de lo ocurrido fue más o menos el siguiente:

Al compañero A del grupo de submarinistas se le ocurrió hacer un bi botella para buceo, utilizando para ello dos extintores de CO2 americanos de aluminio.

No dijo nada a nadie, guardaba su particular equipo en su propia taquilla y solo lo sacaba para hacer inmersión o para recargarlo el mismo, lo cual hacía respetando escrupulosamente la presión máxima de carga timbrada en las botellas para contener CO2 licuado. El día de autos, el bombero A había trasladado el bibotella al cuarto compresor para proceder a recargarlo, pero sonaron los timbres de salida por fuego y como el estaba de primera salida subió al coche que le correspondía y salió del cuartel.

De retorno del servicio, el bombero A se dirigió corriendo hacia el cuarto compresor donde el bombero B con el compresor en marcha estaba cargando botellas introducidas en el agua. Al no localizar su bibotella en donde la había dejado y temiendo lo peor, empezó a abrir el grifo de purga para quitar presión al grupo, pero no le dio tiempo, parecía que el compresor le había estado esperando a que llegara del fuego para castigar su incorrección, produciéndose la explosión que fue causa de contusiones y fractura de tibia y peroné al bombero A y diversas contusiones al bombero B, puerta y ventana rota y la prohibición escrita de que los submarinistas llenáramos nuestros equipos particulares en el compresor del servicio.

Una anécdota ocurrió en 1978, (año más, año menos)