jueves, diciembre 5, 2024

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Reflexiones de un Bombero de Barcelona desde el 12/08/1966 hasta 01/01/2007

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RELATOS

SUBMARINISTAS SPEIS BARCELONA

LOS «RANAS» Puerto de Blanes año 1961 – PRIMERA PROMOCIÓN

Primera fila 1º Juan Calderón Conesa 2º José Rubio Hernández 3º Juan José Pina Castelrrianas 4º Desconocido
Segunda fila 1º desconocido 2º José Casalins Tivisa 3º desconocido 4º Josep Maria Pons Pujades 5º Francisco Navarro Hernández (ATS) 6º Doctor Salamata (médico del curso) 7º Francisco Salvat Tarrats 8º Juan Esquerro Rabanal 9º desconocido 10º desconocido 11º Rafael Gimeno Miguel
Tercera fila 1º desconocido 2º desconocido 3º Casadeyus (monitor del CRIS) 4º Alfonso Lailla Oliveras 5º Doctor Molineros (bomberos) 6º desconocido 7º Antonio Albiach Collel (ATS) 8º Lorenzo Font Jaén 9º Roberto Días (monitor del CRIS) 10º Arturo Alfonso Royo 11º desconocida 12º desconocido 13º Antonio Abellán Mulero 14º Clarella 15 Josep Andreu i Campa
fotografía y nombres cedida por Antonio Rubio

En 1971 entré a formar parte del equipo de submarinistas del SEIS, Servicio de Extinción de Incendios y Salvamentos del Cuerpo de Bomberos de Barcelona, donde permanecí en el grupo hasta el año 1984

Nuestra función consistía en tener asignado un vehículo de fuego o salvamento al igual que todos los demás bomberos, pero en el caso de que surgiera un servicio de agua, teníamos como prioridad el servicio de agua, hasta el extremo de que en más de una ocasión, te encontrabas actuando en un incendio y te venían a buscar para acudir a un salvamento. Al entrar de servicio, poníamos nuestro equipo personal de goma, profundimetro, plomos, chaleco, escarpines, etc. dentro del furgón de los ranas.

El furgón estaba equipado con una batería de botellas llenas, un compresor portátil que podía cargar botellas a 150 atm. una camilla, herramientas diversas, dos motores fuera borda, dos depositas de gasolina, cuerdas, linternas, botiquín, etc. Este vehículo remolcaba una barca hinchable que nos permitía recorrer la zona a rastrear hasta el punto de inmersión.

La mayoría de los servicios consistían en el rescate de cadáveres en el puerto, en pozos, pantanos, en alguna fosa séptica, en los ríos, y especialmente las desembocaduras de los ríos Besos y Llobregat. También  nuestros servicios eran reclamados por diferentes ayuntamientos de Cataluña y por cuerpos de seguridad como policía nacional y guardia civil ya que en aquellos tiempos, ellos no disponían de submarinistas, por lo que acudíamos a pantanos, presas, canales de riego, cuevas, allá donde nos reclamaban.

La finalidad localizar y rescatar el cuerpo de las victimas para entregarlo a las autoridades y a los familiares 

En en cuartel central de l´Eixample, el primer cuarto del compresor donde se cargaban las botellas de aire, se encontraba debajo de la escalera que subía al comedor, disponía de una batería de botellas en teoría como reserva de aire. La botella se introducía en el cajón metálico lleno de agua con lo que reducía la temperatura del aire al comprimirse.

La nueva normativa en cuanto al llenado de botellas de aire, hizo que se cambiara el emplazamiento del compresor, el lugar de almacenamiento de las botellas llenas, la toma de aspiración de aire exterior, el sistema de filtros y la forma de llenado.

ANÉCDOTA EN EL NUEVO CUARTO DEL COMPRESOR

Una fuerte explosión hizo levantar de sus asientos a los bomberos que se encontraban de servicio, mirando por la ventana hacia el patio pudieron observar que, del nuevo cuarto del compresor salía una nube de polvo o humo y entre el mismo un bombero semidesnudo con andar inseguro, aturdido y  empapado en agua (el bombero B). Por su boca salían maldiciones desproticando, insultando, poniendo titulo a los vivos y a los muertos.

Cuando los compañeros llegaron a su altura preguntando como se encontraba y que es lo que había pasado, señalando hacia el interior del cuarto de compresor dijo, preguntárselo al h…p….ese.

En el interior del cuarto, caído en el suelo y con gritos de dolor, se encontraba el bombero A, en parecidas condiciones a las del bombero B, pero en la posición de su pierna izquierda se adivinaba una doble fractura de tibia y peroné.


El guion de lo ocurrido fue más o menos el siguiente:
Al compañero A del grupo de submarinistas se le ocurrió hacer un bibotella para buceo, utilizando para ello dos extintores de CO2 americanos de aluminio.
No dijo nada a nadie, guardaba su particular equipo en su propia taquilla y solo lo sacaba para hacer inmersión o para recargarlo el mismo, lo cual hacía respetando escrupulosamente la presión máxima de carga timbrada en las botellas para contener CO2 licuado. El día de autos, el bombero A había trasladado el bibotella al cuarto compresor para proceder a recargarlo, pero sonaron los timbres de salida por fuego y como el estaba de primera salida subió al coche que le correspondía y salió del cuartel.

Los «ranas» teníamos guardias rotativas para llenado de botellas, cuando te tocaba guardia de llenado, te dirigías al cuarto compresor y llenabas todas las botellas para fuego o para agua que se encontraban en el suelo, cuando estas carecían del correspondiente precinto de alambre y plomo. Las de fuego antiguas y las agua se cargaban a 150 atms mientras que las nuevas de fuego se cargaban a 200 atms. para lo cual según la nueva normativa, se había construido un pozo de hormigón lleno de agua donde se introducían hasta cuatro equipos o botellas en su proceso de carga de aire simultaneo, una vez llenas se precintaban y se colocaban en los armarios de almacenaje.

De retorno del servicio, el bombero A se dirigió corriendo hacia el cuarto compresor donde el bombero B con el compresor en marcha estaba cargando botellas introducidas en el agua. Al no localizar su bibotella en donde la había dejado y temiendo lo peor, empezó a abrir el grifo de purga para quitar presión al grupo, pero no le dio tiempo, parecía que el compresor le había estado esperando a que llegara, para castigar su incorrección, produciéndose la explosión que fue causa de contusiones y fractura de tibia y peroné al bombero A y diversas contusiones al bombero B, puerta y ventana rota y finalmente la prohibición escrita de que los submarinistas llenáramos nuestros equipos particulares en el compresor del servicio.

Una anécdota ocurrió en 1978, (año más, año menos)